Aunque no lo parezca, las uñas pueden ser un peligro latente para el bebé. Tras el nacimiento del bebé éste no controla bien sus movimientos, por lo cual si tiene las uñas largas o desprolijas puede arañarse involuntariamente o lastimar su carita. Es por esto que sus papás deben cortarle las uñas con regularidad para evitar posibles lesiones.
Cuando el bebé es un recién nacido tiene uñas muy blanditas, pero éstas igual pueden lastimarlo, pues no olvidemos que su pielcita es muy delicada también. Por ello puedes simplemente morderle despacito las uñas para emparejárselas, cuidando de no lastimarlo ni morder más allá de lo que sobra de la uña.
Posteriormente, cuando el bebé haya crecido un poquito puedes sentarlo en tu falda y comenzar a cortarle una por una las uñas con una tijerita de bebé. Intenta de que las uñas queden prolijas y sin bordes salientes, que pueden ser los responsables de algunos arañazos involuntarios.
Las uñas de los pies probablemente sean las más complicadas. A nadie le gusta que lo anden toqueteando, y en este caso al bebé tampoco. Aunque el bebé patalee un poco intenta tomar sus pies con firmeza y cortar una por una todas las uñas procurando que queden rectas, pues si no los bordes laterales pueden encarnarse en la piel.