Hasta ahora no existía un método para prevenir el herpes zóster y el control del dolor que produce la neuralgia posherpética, que aparece en la mayoría de los casos como consecuencia de la patología. La prevención mediante la vacuna constituiría la mejor estrategia para reducir la carga que la enfermedad provoca en alrededor de un millón y medio de personas que comienzan a padecer la enfermedad cada año en la Unión Europea.
Se prevé que estas cifras aumenten debido al envejecimiento de la población. Los resultados de un extenso estudio confirman la eficacia de la vacuna Zostavax, desarrollada por Merck & Co. Inc y Sanofi Pasteur MSD. Las investigaciones probaron que este medicamento, aplicado a 38.546 personas de 60 o más años, «reducía la incidencia de la patología en un 51 por ciento, respecto a las dosis de placebo. A la vez, la vacuna disminuía en un 67 por ciento la incidencia de la neuralgia, y además mitigaba en un 61 por ciento las molestias y complicaciones globales de la afección». La vacuna llegó a España a lo largo de 2007, tras haber sido aprobada la comercialización por la Comisión Europea y puesta a disposición de los pacientes en EE UU.
DESCRIPCIÓN
Esta patología puede aparecer, al principio, acompañada de picor y hormigueo en un lado del cuerpo o de la cara. Después se extiende como una erupción rojiza de la piel, similar a la varicela, que va unida en la mayoría de los casos a un dolor de intensidad y duración variables.
Luego, se pasa a una fase aguda con un aumento considerable de las molestias, que puede desembocar en una etapa crónica caracterizada por la aparición de la nerulagia posherpética (NPH). Esta consecuencia se presenta con bastante frecuencia y produce fuertes episodios de dolor nervioso, constante y ardiente que obliga a los pacientes a detener sus actividades diarias. «Por la noche sentía burbujear mi piel, me dolía tanto que no me movía», cuenta Claire, de 77 años, que tras los primeros síntomas agudos se encerró en su casa. «En casi todos los casos, los pacientes sufren la repetición de estos episodios a lo largo de los años.
La intensidad varía desde un dolor ardiente a uno más punzante e, incluso, hasta la alodinia –un estímulo que no provoca siempre dolor, como el roce de la ropa o el viento–», explica la doctora Ramos de la Clínica de Medicina Estética. Aunque la población general piensa que no existe riesgo de contraer esta patología, se calcula que una de cada cuatro personas sufrirá la enfermedad en algún momento de su vida.
De hecho, los especialistas afirman que los posibles pacientes serán aquellas personas que hubieran pasado la varicela, puesto que el herpes zóster supone una reactivación del mismo virus que ha permanecido latente en el organismo –en concreto, en los ganglios de las raíces dorsales tras la infección infantil–. Los expertos todavía no han hallado la fórmula para conocer el momento de la aparición de la patología.