Tras ocho meses de haber nacido, el bebé comienza a vivir una etapa crucial de su desarrollo. Ese pequeñito indefenso y dependiente en un grado de 100% comienza a tomar conciencia de que tiene dos piernas y dos brazos, y de que éstos sirven para algo.
Con estas herramientas el bebé comienza a conocer sus movimientos y su fuerza; desarrolla una curiosidad que lo inquieta muchísimo y que lo lleva a querer conocer hasta dónde puede llegar y hasta dónde no. El paso de bajarse de la cama y comenzar a recorrer el mundo es extremadamente significativo, y un ejemplo de este “querer saber”.
El pasaje de la cama hacia el suelo es algo muy importante pero nada difícil. Los papás deben estar siempre al lado del bebé, enseñándole a moverse y manejarse por sí mismo, comenzando a adquirir autonomía, y por otra parte instarlo a que se descubra por completo, incentivándolo y estimulándolo a tomar sus primeras decisiones.
Cuando el papá percibe que el niño comienza a desear bajarse de la cama, es importante también ser precavido. Las lesiones del bebé se producen más que nada por la falta de atención de sus padres, pues ellos aún no han comprendido el concepto de peligro.
Es por ello que este proceso debe realizarse con el papá o mamá en el suelo, dejando que el bebé se asome a ver la altura del piso, y una vez en esa posición tomarlo con las manos y ayudarlo a descender cuidando que no se golpee. Es importante ayudarlo diciendo frases como “qué bien que vas” “¿ves que no es difícil?”, etc.
Unos últimos consejos van dirigidos al tipo de cama. Es importante tener una cama que no sea muy alta, para que el pequeño alcance a tocar el suelo con sus propias manitos. Y finalmente es importante recomendar las camas que no tengan ni bordes ni esquinas duras y puntiagudas.