No hay ni que decir lo importante que es que el bebé vaya incursionando en la lectura poco a poco a medida que va creciendo, pues es sabido que los libros son un elemento sumamente didáctico con el cual incentivar la imaginación, abstracción y creatividad de los pequeños.
Además, la lectura de un libro es un momento en el que el padre o la madre y el bebé comparten una situación muy intensa de comunicación, en la cual los dos participan por igual, el papá narrando y el bebé escuchando, e interactuando tanto con el papá o la mamá y con el libro.
Es por esto que este momento hay que vivirlo con suma intensidad por la significación que tiene en el lazo padre-hijo, y las maneras de hacerlo son algo clave para que todo salga bien.
En primer lugar hay que volver el momento de lectura algo ameno. Tonalmente es importante que el papá haga juegos de voz, y que haga de la historia algo sorprendente y fascinante para que el bebé vaya comprendiéndola y entusiasmándose con ella a medida que ésta se desarrolla.
También es importante el lenguaje corporal. El papá debe jugar con el cuerpo del bebé, hacerle señas y gesticular para que la experiencia de lectura sea algo dinámico y rico, y no sólo un monólogo del padre.
En cuanto a los libros para el bebé, éstos deben tener pocas imágenes, y no tienen que ser muy largos. Es bueno que se miren mucho las ilustraciones, pues así se logrará que el bebé traslade su mente al mundo del libro y logre desarrollar su capacidad de imaginación. Incluso una buena idea es que los libros sean de plástico y blandos, para que el niño pueda morderlos y tomarlos fácilmente.