Ya hemos tratado anteriormente el tema del alcohol y el embarazo. En “Los peligros de beber alcohol durante el embarazo”, dijimos que entre los distintos defectos asociados a la exposición al alcohol antes del nacimiento (denominados en su conjunto bajo el termino “trastornos de espectro alcohólico fetal”) el síndrome considerado como el más grave, es el síndrome de alcohol fetal (FAS).
Este síndrome se trata de una combinación de distintos defectos de nacimiento, tanto físicos como mentales. Y de hecho, es una de las causas más comunes de retraso mental.
Su gran particularidad, afortunada y atroz a la vez, es que FAS es el único síndrome que puede evitarse en su totalidad. Un fenómeno afortunado, pues nos da el poder a los adultos de evitar un síndrome infortunado a nuestros hijos, y atroz a la vez, pues el hecho de que incluso pudiendo evitarse, este síndrome nos siga acompañando, habla de una imprudencia que no gusta y asusta.
Para tener una idea de la graveada y fuerte presencia de este síndrome, las cifras manejadas en los estudios de los Centros para la Prevención y Control de enfermedades (Centers for Disease Control and Prevention, CDC) son muy ilustrativas. Las mismas sugieren que entre 1.000 y 6.000 bebés, nacen cada año con el síndrome FAS en los Estados Unidos.
Los bebés con FAS, tienen facciones y problemas muy característicos. Son sumamente pequeños al nacer y por lo general, no se desarrollan de forma completa a medida que crecen. Por ejemplo, es muy frecuente que sus órganos, especialmente el corazón, no se formen correctamente o que su cerebro también permanezca muy pequeño y con una forma anormal.
Sus facciones los hacen bastante identificables: sus ojos son bien pequeños, el labio superior es delgado y su piel, entre la nariz y el labio superior, es lisa. O sea, no tiene ese surco que da a nuestro labio superior los dos piquitos característicos.
Pero a esos defectos físicos, suelen sumársele frecuentemente distintos grados de incapacidad mental. La mayoría de los niños con FAS tienen mala coordinación, poca capacidad de concentración, problemas emocionales y también de comportamiento.
Aun en los casos donde no hay retraso mental, los inconvenientes son graves. Todos los adolescentes y adultos que padecen de FAS, tienen en diversa gravedad problemas físicos y psicológicos, los cuales suelen provocar en muchos casos inmensas dificultades a la hora de desarrollar una vida adulta, manteniendo un trabajo y una vida independiente.
Los efectos del FAS duran toda la vida. Y al día de hoy, no existe cura posible. Lo que sí existe, es la posibilidad de su prevención. Por tanto recuerden: si hay embarazo: no hay alcohol, si están dando de mamar: no hay alcohol.
También es cierto, que un diagnóstico temprano del síndrome, puede contribuir para lograr un desarrollo más estable y controlado del mismo. Un reciente estudio, comprobó que cuando el diagnóstico es hecho antes de los 6 años de edad, da herramientas a los padres, para educar a su hijo en un entorno educativo estable, capaz de mejorar las perspectivas a largo plazo del paciente.